Soy una de las tantas corzas que se asienta en el entorno del monte Teleno. Nuestra población ha registrado un incremento, como si en un espejo nos mirásemos. Nos dejamos ver en solitario o en collera (de dos en dos). Me suelo asociar con mi amiga Jimena para corretear y brincar por prados y bosques donde hallamos nuestros suculentos alimentos.
¿A qué se debe nuestra creciente expansión? Nuestra capacidad de adaptación e inteligencia da respuesta a esta cuestión. A ello se suma que podemos tener dos o tres crías o corcinos en cada parto.
Tanto Jimena como yo encontramos un hábitat cómodo en los terrenos boscosos de la montaña del Teleno. Tenemos predilección por la vegetación caducifolia, mixta o de coníferas. No obstante, nos aclimatamos tanto a los alimentos que componen nuestra dieta como a los ambientes que poblamos.
De hecho, los bosques frondosos de hojas tiernas, donde los herbazales se multiplican, con frutos de naturaleza variada y arroyos donde el agua corre abundante, son ecosistemas donde nos encontramos a nuestras anchas.
Puede resultarte curioso, pero la gran amenaza que se cierne sobre nosotros es la movilización de individuos procedentes de Centroeuropa para repoblar áreas de vocación cinegética, principalmente.
Ya lo hemos hablado mi compañera de batallas y yo. La caza nos intimida e interrumpe el indispensable desarrollo de la cadena trófica. Somos conscientes de que quizá, algún día, un lobo, un lince o un zorro nos atrape. Es natural. Forma parte de la cadena alimentaria y, aunque nos tengamos que despedir para siempre de este querido monte y sus valles, lo consideramos inherente al ecosistema.
Un Teleno liberado de proyectiles
Hoy vengo aquí con una misión: reivindicar un Teleno ajeno a la actividad militar y ausente de proyectiles. Estamos más que hartos de las detonaciones de munición sobre el campo de tiro ubicado en el monte que nos ha visto nacer.
Nos unimos a la Plataforma de Afectados por el Campo de Tiro del Teleno, quienes han arrancado su actividad a raíz de un incendio que ha calcinado cerca de 4.000 hectáreas. Provocado por un rayo, las llamas han arrasado y ganado terreno en una zona de alto valor medioambiental y arqueológico.
No es la primera vez que el fuego se apodera de este monte, sin que las brigadas de extinción puedan adentrarse en una zona plagada de proyectiles por el riesgo de detonación de estos. Un auténtico peligro para los pueblos que cohabitan con «un vertedero de munición sin detonar», tal y como manifestó Marisa Rodríguez, portavoz de la Plataforma.
Nuestra ladra se hace eco de estas protestas a la par que más de una cincuentena de colectivos, juntas vecinales y ayuntamientos se reunieron frente a la Subdelegación de Defensa en León el 17 de septiembre.
Sabemos que se trata de una reivindicación histórica. El devenir de los años y la pasividad de la administración han llevado llenado de rabia y cansancio a los habitantes de las comarcas aleñadas a la sierra más elevada de los Montes de León.
Los vecinos reclaman que Defensa «cese las prácticas con fuego real; limpie y descontamine de proyectiles y munición el área militar; e inicie una profunda reflexión sobre cómo convertirse en aliado de nuestro desarrollo sostenible para la repoblación de nuestras comarcas y deje de ser el principal obstáculo para nuestro futuro».
Nuestra ladra, un sonido ronco, muy sonoro y seco, se alía con el sentir de estos habitantes de la España vaciada, olvidada y abandonada. Sus exigencias y reclamaciones son el reflejo de la ausencia de medidas frente a la despoblación y la protección medioambiental, esencialmente.
En este caso, nuestra voz se aleja un poco de la función antidepredatoria: un individuo ve o huye de un depredador y emite este sonido de manera repetitiva.
Observamos y nos alejamos de las llamas, nos detenemos en la preocupación de los vecinos, en sus reivindicaciones y luchamos con ellos para que nuestros ecos se escuchen. Y no solo eso: exigimos que los organismos oficiales actúen en consecuencia. El presente y futuro ecosistémico, laboral y poblacional están en juego.
Fuentes:
- Los vecinos del Teleno reclaman un campo de tiro libre de proyectiles
- El corzo, un mamífero en continua expansión
Imagen: Pixabay